- B I O G R A F Í A -

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Antes de empezar. Quizá esta biografía te parezca muy larga. 
Por si sí, tienes una un poco más corta aquí
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FÉLIX ALBO es, ante todo,  mediterráneo.


Nace a finales de 1972 en un municipio de la provincia de Valencia aunque enseguida se marcha, bueno se lo llevan a recorrer mundo. Aunque la mayor parte de su infancia la disfruta en Alcalá de Henares -mad-, guarda recuerdos de Santiago de Compostela, Castelldefels, Ibiza y, cuando le dejaban, su pueblo.

En su trayectoria escolar no es ni buen estudiante ni gran lector. Crece ensimismado en aquello que le envuelve y le apasiona. A todo le saca punta, menos a aquello que los demás consideran realmente importante.

Estudia música, inglés y técnicas de estudio. Como lo último lo estudia a la vez que el resto no consigue dar con la clave y cuando parece que ha aprendido a estudiar ya se ha acabado todo lo demás, aunque la música siempre le ronda la cabeza y el inglés lo canta sin saber muy bien qué dice.

Ya sabemos que en este mundo, personas muy normales no hay, pero él es raro entre los raros. 

Miren: le encanta leer, aunque fue una pasión que descubrió de adolescente; le encanta volar cometas con
vientos fuertes que lo levanten y se lo lleven (aunque parezca mentira, los hay); vive en la falda de una montaña y por eso tiene huerta; tiene un perro enorme de raza oso pequeño que se llama Harpo y que le gusta abrazar a las personas y como lo hace con pasión, las tira al suelo; se hizo una casa con alpacas de paja con quien más quiere (se ruega corrección en la lectura de esta frase sin alterar el orden de las palabras); se está haciendo un muro de botellas de cerveza que se esfuerza en beber (él es más de horchata y zumo natural, aunque le de flato) y tiene un niño con el que se ha hecho una una casa encima de un olivo. ¡Parece que tiene algo con lo de construir este hombre!

Sueña despierto, le encanta el silencio, disfruta de sus amigos y de las orillas de los mares de la tierra y de los ríos. Hace kilómetros y kilómetros para llevar su voz y sus palabras a muchísimos lugares y que en esos viajes va dibujando con la imaginación los personajes, los pueblos, las comidas y los paisajes de sus historias, por eso sus espectáculos, dice, tienen algo de primavera, de noche, de nube, de viento, de frío, de gato muerto, de lluvia, de cilantro y de vereda.

Por las noches me enciendo una vela y así lee acompañado de sombras y a menudo, esas sombras le susurran palabras que trata de apuntar, pero le da cosa levantarse. 

Está encantado de dar viento a las historias que crea. A veces, el trabajo le lleva horas que se convierten en años, pero merece la pena la búsqueda, el esfuerzo, el trabajo. Le encanta que la gente ría. Guarda en secreto una manera de mirar su alrededor, y luego no tiene ningún rubor en compartirla, mostrando lo surrealista y cómico que es a veces nuestro cotidiano. La sorna, la ironía y la bellaquería con la que gradúa sus espectáculos provocan a veces unas delirantes carcajadas en quien las escucha, sin acercarse siquiera a lo soez, a lo vulgar, a lo provocador sin sentido ni brújula.

Le apasiona que el público pasee desde la risa a muy distintas emociones asomándose en ocasiones a verdaderos abismos emocionales que provocan silencios con textura.

Posee una gran habilidad para provocar empatía del público hacia sus personajes y también hacia el suyo propio. Está literalmente enganchado a ese momento en el que el público se sumerge tanto en la historia que él desaparece de escena, es solo su voz la que dibuja en cada espectador y espectadora.

Ha participado en la mayoría de los grandes eventos de narración de este trocito de tierra, y también en otros lugares como Argelia, Bolivia, Colombia, Francia, Italia, Marruecos, México, Sáhara y Venezuela.

Dirige el Festival D'Palabra que se celebra en la ciudad de Cuenca.

Es una suerte para él tener este oficio. Es una suerte para él (así lo manifiesta) poder vivir de él (de momento) a pesar de las dificultades y el abusivo iva minador.

Es una suerte para él, seguro, que hayas llegado hasta esta punto del texto.

Si no lo has escuchado trabajar, no te lo pierdas.


P.D.: Félix Albo es miembro de AEDA: un paso más para la profesionalización de este oficio a veces invisible.